Llega el otoño y los días de sol y playa dejan paso a la lluvia. Los días tienen menos horas de luz y las temperaturas bajan. Todos estos cambios climáticos afectan a nuestro organismo. Los cambios de estación tienen un impacto en nuestro estado físico pero también pueden llegar a influir en nuestro estado de ánimo e incluso en casos más extremos pueden llegar a convertirse en problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad.
Durante el cambio de estación podemos notar síntomas como un mayor cansancio, alteraciones de sueño por exceso o por defecto, problemas de concentración o tener un estado de ánimo más bajo. Este trastorno puede darse en primavera y también en otoño. En definitiva los cambios climáticos nos obligan a readaptar nuestro organismo y también nuestra mente.
El estado de ánimo y la actividad física son diferentes en función de la estación del año en la que estemos. Durante el verano y la primavera solemos estar más activos y más alegres, mientras que en invierno podemos sentirnos más bajos de ánimo.
Con la llegada del otoño y el invierno empezamos a notar que estamos más cansados y que todo nos cuesta más. Nos sentimos más apáticos y tristes, sin ganas de hacer tantas cosas. Nos apetece quedarnos en casa y relacionarnos menos. Dormimos más y nos cuesta más levantarnos por las mañanas.
La explicación de todo esto se encuentra, principalmente, en la cantidad de horas de sol en una estación y en la otra. La exposición al sol hace que nuestros niveles de serotonina aumenten. La serotonina es conocida también como la hormona de la felicidad. Este neurotransmisor es el encargado de regular nuestro estado de ánimo, el apetito y el sueño, entre otros. Nuestro ritmo vital se ve alterado y nos podemos sentir faltos de energía, tristes y cansados.
Aún así, no debemos dejar que estas alternaciones en el estado de ánimo se apoderen de nosotros. Simples acciones como salir de casa, quedar con gente, llevar una dieta equilibrada, dormir bien o hacer ejercicio nos pueden ayudar a sobrellevar el cambio de estación.
Os damos unas ideas para llevar mejor el cambio de estación:
1. Disfruta de la riqueza cromática
De repente, un día, camino al trabajo, miras a tu alrededor y el paisaje ha cambiado, los amarillos, los marrones y los rojizos estallan en cada esquina. La belleza que ofrecen los árboles y las plantas de las ciudades es una excelente excusa para que acabes con la pereza y te aventures a dar un paseo. Si te gusta el deporte aprovecha para hacerlo al aire libre y beneficiarte de los rayos de sol.
2. Las escapadas son tu mejor aliado
El otoño también es famoso por sus “puentes”, que nos invitan a realizar paréntesis de sol en destinos templados o bien a zambullirnos en las bucólicas postales rurales.
3. La gastronomía nos trae nuevos productos
El otoño nos trae un sinfín de alimentos que, además de hacerte disfrutar, están llenos de propiedades nutricionales:
1- Castañas: sin duda, una de las alegrías gastronómicas que brinda el otoño. Uno de los frutos secos menos calóricos, contienen fibra, potasio, hierro y calcio, vitaminas C y E, y son bajas en sodio. ¡Y están deliciosas!
2- Cítricos, como naranjas y mandarinas, llenos de vitamina C – que activan tus defensas –, ácido fólico y potasio;
3- Calabaza, Esta hortaliza presenta una gran riqueza vitamínica, especialmente de betacaroteno. Aparte de poco calórica, es uno de los alimentos más medicinales de nuestra huerta y esta repleta de minerales como el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el cinc.
4- Setas, sabrosas y versátiles en la cocina, refuerzan nuestro sistema inmune preparándolo para el invierno.
4. Una época propicia para el descanso
El relax es un punto importante que va siempre unido al otoño. Aprovecha el mal tiempo para descansar y relajarte, contemplar la lluvia desde el sofá con una manta y una bebida caliente es un placer muy otoñal.
5. Época de plantearte nuevos propósitos
El otoño es un momento inmejorable para comenzar nuevas actividades (aprender un idioma, inscribirse a alguna actividad o retomar una afición como leer, disfrutar de la música o hacer crucigramas.
6. La actividad social en casa
Se acaban las terracitas y las actividades al aire libre, pero vuelven las reuniones en casa con amigos y familia.
7. El tiempo para ti mismo
Planificar una jornada de cuidados corporales también es una de las actividades que te aporta el otoño. Crea un ambiente bien iluminado, regálate un buen baño templado – para no resecar tu piel – e hidrata tu cuerpo (en especial, mucosas y manos, castigados por la calefacción) y tu cabello (que tanto preocupa en esta estación por el aumento de la caída y que, sin embargo, está más relacionado con la vuelta a la rutina y a las actividades estresantes).